La obra de Díaz-Obregón

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sábado, 31 de enero de 2009

5- METÁFORA DIVINA

En los avatares del tiempo y por designios del Omnipotente fuimos arrojados del Paraíso a este mundo que llamamos Tierra y que pronto nos daría, a pesar de su gran extensión, innumerables problemas. Y en gran medida por contradecir los deseos de Dios que trabajásemos todos con el sudor de nuestra frente.Pero a pesar de su omnipotencia, algunas cosas se le escapan. Le desobedecieron en el Paraíso y se le desobedece en esta tierra donde precisamente la meta humana es no trabajar para vivir bien, mejor dicho: obligar a que trabajen otros para vivir mejor.Para ello se crearon infinidad de estamentos que, metiendo en el mismo saco: seguridad, protección y lucro invadieron la Tierra rivalizando entre ellos en continuas guerras de poder, fronteras y riquezas. Tanta ambición generaba injusticias que sufrían los más pobres, débiles, y esclavos principalmente en manos de los consolidadores del estado. Las protestas y revueltas se sofocaban con fiereza y crueldad. En el año 72 a.d.J. el insurrecto Espartaco puso a la mismísima Roma en un serio aprieto derrotando a tres ejércitos del Imperio. Sofocada la rebelión el castigo sería ejemplar para Espartaco y sus generales. La terrorífica hervencia entre otros suplicios, acabaron con sus vidas. En el mundo se estaba gestando un acontecimiento-revolución, pero, como la de las armas (era evidente), no resultaba a no ser que otro estado con sus propias injusticias se impusiese, se fue condensando un espíritu iluminador que a través de un ser escogido dio con la clave para “el cambio”: Irían de “pacíficos”. Así los cónsules y pretores no recelarían de su actividad y progresivo crecimiento al margen del desprecio que en el ámbito castrense tenían de ellos.El evento surgió de entre las injusticias del poder y el abuso. Fue en Galilea como pudo ser en Cantabria, el abuso imperialista estaba en todos los lugares y frente al abuso del poder y la injusticia se manifestó un hombre que representa la lucha contra la opresión y las injusticias hacia el ser humano. Pero aquí llega el momento de aglutinar en una misma unidad: entidad, espíritu y persona. Para ello el espíritu pierde de su integridad y la persona de su autonomía pero nace un movimiento energetizado por unos apóstoles que registran en escritos los cimientos de lo que mas tarde será llamada La Iglesia.Como punto de partida seleccionan libros de La Alianza judía para convertirlos en el Antiguo Testamento. A los seleccionados añaden otros que constituyen El Nuevo Testamento, los Apóstoles se encargan de su difusión, nace La Biblia como libro Sagrado para diferenciarla del modelo hebreo (La Alianza) y rechazando otros de posterior aparición que llaman “apócrifos” (denominación protestante) o en su selección, deuterocanónicos, denominación católica. Es interesante destacar que estos libros, Antiguo y Nuevo Testamento, son coincidentes en narraciones y mensajes con otras escrituras mas antiguas, principalmente sumerias y egipcias.En su mismo contexto religioso tiene enorme interés científico los escritos coptos encontrados en el año 1945 en la localidad egipcia de Nag Hammadi (no hay que confundirlos con los evangelios apócrifos de Qumran a orillas del Mar Muerto). Estos escritos de Nag Hammadi (que también se denominan gnósticos) eran transcripciones de otros redactados en escritura griega del siglo II. Son textos de narraciones hechas al parecer por Apóstoles (su homologación depende de quien enjuicie) principalmente por Tomás y que difieren sustancialmente del Nuevo Testamento. Su generador fue Valentín, destacado erudito cristiano disidente de Roma que en sus “incisiones en los escritos” mostraba cierta influencia Zoroastrista en su dualismo religioso. Valentín fue declarado hereje.En una continua depuración apostólica se crea una excelente infraestructura que genera poder y resultados. En el año 312 consiguen que el emperador Constantino se entere de la plural rentabilidad del criticado movimiento y abraza la Iglesia en el trascendental Edicto de Milán.El poder se consolida en una unidad estado-iglesia y toda filosofía religiosa personal se persigue y castiga bajo la acusación de herejía. Solamente la Iglesia puede interpretar La Sagrada Biblia pero los disidentes religiosos nacen por todas partes; el gnosticismo de Valentín, el maniqueísmo, el arrianismo, los albigenses, los luteranos (con sus escisiones) y bastantes etcéteras más se oponen a la dictadura religiosa, autodenominada “única y verdadera”. Pero hay castigo para todos. Vencidos, humillados y torturados sus tesis son soterradas ante el vulgo. Sus seguidores, convencidos de buena fe de su interpretación se preguntan si las Bienaventuranzas de Jesucristo, recogidas por San Mateo en el Nuevo Testamento no pueden alcanzar por ser la Iglesia la única exclusiva en elegir sus beneficiarios.En esta tesitura es comprensible para todo el mundo que hay que acatar los dogmas sin rechistar, es el principal requisito para que La Iglesia te acoja en su seno. El pobre de espíritu, el manso, el compungido, el atropellado por la justicia, entre otros buscarán consuelo en Las Bienaventuranzas como seres “elegidos por Díos” mientras que los poderosos omnipotentes (con minúscula) el consuelo se lo da el que los que lloran, los mansos y los pobres de espíritu se consuelen así mientras que la Iglesia deja a los menesteres del Estado la potestad de juzgar lo bueno o malo, justo o injusto, de los conflictos humanos. Pero el bla, bla, bla, a través de los siglos tan anacrónico y reiterativo funciona, al menos como un sopor letárgico en el que feligreses, ante su hipotecado espíritu no entran en análisis personales y admiten a rajatabla, si surgiera, cualquier explicación dada por sus ministros ante el temor de ser anatematizados.Hay tanta cobertura en su aceptación humana que admite sin cuestión a cualquier prosélito con el requisito exclusivo de de su acatamiento al dogma. Tanta heterogeneidad humana conlleva sin remisión a una proliferación de inicuos, quistes parásitos, que en incontroladas circunstancias revientan salpicando a los muchos feligreses que de buena fe, “bienaventurados o no”, esperan con dignidad su redención. En esta disyuntiva, La Iglesia difícilmente se puede meter en denunciar lo que dentro tiene y se remite a sermones demagógicos continuos sin denuncias directas drásticas que conducirían a debilitar el sistema y dejan, a los poderes del estado su punibilidad, sin menoscabo de la censura, juicio y castigo que pudieran tener en el Reino de los Cielos.La primera infancia es el estado del ser en el que el niño se encuentra inmaculado y propicio para su receptividad conceptual básica. En su concepto elemental y dualista de lo bueno y lo malo de arranque material, es excelente caldo de cultivo para relacionarlo con el bien y el mal (en su sentido moral y anímico) y, a su vez, como única opción, que como respuesta a su psiquis, naciente, vital e inquisitiva le hacen admitir y dogmatizar.Registra el cerebro del niño las primeras oraciones; credos o padrenuestros, o las derivadas del Sunna o Hadit en el islamismo entran en la conciencia de estos sin comprender porqué nuestro Padre está en los cielos o La Virgen se llenó de Gracia o mas asequible a su análisis, el misterio de la transubstanciación. Porqué a personas elegidas se les aparecen cruces, santos, mensajes y hasta Dios, ese misterioso vacío humano, sagrado por desconocido, que el hombre modela a voluntad y capricho. El poderoso se hace representante del misterio y no reparará en guerras para defender sus Credos y, por supuesto, también sus intereses, que, están ambos tan unidos que ya no cabe el modelo político-cultural romano anterior a Constantino en donde a los habitantes de las tierras conquistadas se les permitían e incluso ellos mismos asimilaban su cultura entendiendo que lo importante era rentabilizar su trabajo y no sus ideas. Tenían los romanos como máxima devoción asistir al oráculo para intentar desvelar el destino considerando que era lo único temible superior al hombre, incluso sus mismos dioses eran susceptibles de eventos del futuro.Por lógica y antigüedad debemos tomar como modelo de partida los testimonios de los pueblos más antiguos y por cercanía y riqueza documentada nos quedaremos con el egipcio.Poca historia hubo de pasar para que los gobernantes aplicaran el invento de la escritura a su seguridad personal y social. Ya no bastaba la introducción de normas impositivas para el pueblo, individualista y cismático, había que preservar al soberano y la psicología, que ya se aplicaba en aquellos tiempos descubrió que el pueblo, por agradecimiento y resultados palmarios, a lo que mas agradecían y adoraban era al Sol (Atón), fuente y germinación de la vida. El faraón Amenofis IV exige al pueblo una veneración y respeto equiparable al dios Atón (Sol). Pero la semántica y percepción de dios no se concibe igual para todos los pueblos y a través de su historia. La veneración al dios Atón era el resultado del agradecimiento del hombre al Sol por sus bienes recibidos. Al usurpar Amenofis IV en su arrogancia la potestad del Sol incólume a la pandémica humanidad, su semántica quedó contaminada, y el pueblo percibía, con la nueva configuración del dios impuesto, los atributos del hombre: vanidad, despotismo, sometimiento etc. El sentimiento se trocó por miedo, castigo, sumisión, es decir: esclavitud mental. Cuando Moisés, en su devenir por Egipto comprueba el autorango que el faraón se proclama como deidad entroncada con el mismísimo dios solar Ra (o Atón según la época) y la aceptación y sumisión que el pueblo le profesa, recibe la clave para crear en un pueblo disgregado, desconcertado y errante una unidad-estado flotante sobre la tierra. Recopila numerosos textos antiguos, bien sea del arameo, hebreo, copto o sánscrito, introduce leyes que en gran medida coinciden con el emblemático Código de Hammurabi, y, al igual que Hammurabi en Babilonia y El Faraón en Egipto, Moisés recibe de un Dios, suyo, único y exclusivamente hebreo otro Código que se llamará Tablas de la Ley o de Los Diez Mandamientos, alma y leitmotiv del Libro de La Sagrada Alianza y Biblia en su versión seleccionada de los Cristianos.Pero este Dios tiene que superar en todo a los precedentes y además tiene que impresionar más y tiene que premiar mas sobre todo por ser un pueblo oprimido, por lo tanto este Dios es quien crea todo lo conocido y por conocer. Tierra, Sol y Firmamento con sus estrellas son creadas en un tiempo récord. Premia con otra vida de felicidad después de la muerte, derroche de generosidad que se diferencia netamente del culto faraónico en donde solamente podrían vivir después del óbito dependiendo de los alimentos almacenados junto a su tumba (gran error social-teológico).Crea Moisés pues, un monoteísmo que tampoco es original, pues ya el mencionado faraón Amenofis IV (esposo de la bellísima Nefertiti) rindió culto a Atón al tiempo que el mismo se hacía venerar como si fuera el mismísimo y único dios autollamándose Aknatón. Pero un hombre, grupo, pueblo o nación, si está oprimido peligra su psiquis y esta, busca respuesta en lo natural o sobrenatural, lo real o lo ficticio y ante la adversidad, llega la promesa de una especial recompensa, ¡vivir otra vida! La provocación ahonda en las oprimidas gentes y la reiteración sistemática y grandilocuente del dogma les hace recapitular en su interior y provocar una especial catarsis donde asumen como verdad lo que podría ser una utopía esperanzadora. La idolatría del becerro de oro es condenada, y es construida el Arca de la Alianza, de oro por sus cuatro costados, y receptora de venerados objetos junto con el Libro de la Alianza. La psiquis humana se encarga de transmutar la esencia del libro en panacea de todos sus males y hace que los feligreses somaticen el evento.Tenemos, posteriormente diferentes ejemplos de adversidad donde los cristianos ensalzaban con cantos a Dios en los momentos previos a su martirio o los esclavos negros de América con sus cantos espirituales en la miseria de los barracones de las plantaciones, y es una respuesta natural de auto defensa del psiquis o alma que no admite su opresión. Este atributo común, fundamental e imprescindible en el ser humano hace que el ser que está en todos los pueblo de la Tierra y principalmente oprimido, tenga una reacción cuanto menos de interés por la doctrina y su ortodoxia. Nace pues, Jesús, y su fuerza espiritual es proporcional a las injusticias y abusos sociales del momento. Sus ideas son recogidas por sus correligionarios seleccionando a doce de ellos. Nace La Iglesia y, posteriormente, La Biblia Apostólica.Y a estas dos religiones, la hebrea y la católica (con sus cismas y escisiones) que serían preludios de extraordinarios cambios en el mundo, llegó otra, en discordia y pugna por hacerse representante exclusiva de Dios: El Islamismo, que con el Corán como ariete y también aceptando partes de La Biblia como fuentes de iluminación (el ángel Gabriel fue el iluminador de Mahoma) crea una nueva religión que con la “guerra santa” llegaría a consolidarse en el mundo.En este guirigay de fuerzas y religiones, la humanidad, la “colateral”, la que trabaja, la traen y llevan sin remisión hacia caos, desgracias, destrucción y muertes hace actos de afirmación religiosa ante el temor de ser punto de mira del enemigo observador, quedándose, la gran mayoría y por la lógica conservación del estatus familiar adquirido con la religión dominante. En este mundo de prosperidad y progreso parecemos destinados a un odio infinito por la arrogancia de querer representar un misterio que no conocemos, eso al margen de las inmensas fortunas que engendra. Quizá la decisión trascendental para la humanidad tomada por Francia de frenar la ostentación de las religiones en los centros de enseñanza, sea la clave y punto de partida para un desarrollo e intensificación de la atrevida ordenanza y que además sea seguida por otros países, tema, por supuesto delicado pues si no existen alternativas sociales fuertes y laicas, que homologuen la bondad, altruismo y ética que reclama el individuo en su estatus social, nos quedaremos con las Iglesias, que son las que controlan que mujeres y hombres salgan de su aislamiento en los innumerables pueblos que habitan la tierra.Mientras tanto, los “colaterales” seguiremos aguantando el terror, los atentados, y la muerte y destrucción. Y el creyente exclamará; ¡Dios mío!, El trabajador, ¿Qué he hecho?, y el niño, quizá a ese que le estén enseñando que un ser divino lo puede todo, y que es infinitamente bueno, sabio, y principio y fin de todas las cosas, apenas tenga fuerzas para gemir lo único sagrado para el: ¡mamá…. Pedro Díaz-Obregón Barajuan

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