Sesenta y siete años y la esquizofrenia de la Sociedad

Todos tenemos esquizofrenia y la Sociedad como representante del género humano no podía ser menos. El fenómeno más predominante es la TV (ahora TDT) que con sus secuaces casi infinitos de tecnologías abrumadoras provocadoras de alienaciones mentales nos inhiben de otra sociedad humana y natural de humillada y apartada afirmación.


Se habla de crisis, de corrupción, de calentamientos, terremotos, sunamis, discusiones entre políticos verdaderos acaparadores de los multimedios cuando a casi nadie nos interesa esa especie de terroríficos mensajes para prepararnos para trabajar mas, pagar más, obedecer más con nuevas normas, nuevos controles, nuevos gastos encubridores de más impuestos indirectos, luz, agua, gas, teléfono, revisiones, etc.

Así pues tenemos a esos seres con hipotecas esclavizantes que están más pendientes del triunfo de determinado equipo o cuanto le ha costado su fichaje último, eso por nombrar solamente un ejemplo y en lo concerniente al género masculino pero también hay innumerables ejemplos para la mujer interesándose por cotilleos intranscendentes, cremas, modas, vestidos, etc.

Parece ser que lo importante es como preparar infinidad de canapés, pinchos, picoteos variados, los platos más suculentos y caros o preparar una boda adecuada para su perrita o perrito con tarta, frac, y música incluida.

Nos ofrecen encuestas perversas donde el alargar la jubilación parece ser aceptada por algunos y por extensión u omisión a todos. Ya nos están preparando a una importante masa mientras otros sectores las jubilaciones les llegan casi en la juventud. Pero eso se oculta, no se divulga y cualquier explicación vale para conseguir, otra vez más el abuso de unos sectores sobre los más débiles.

Quien no trabaja, o tiene un puesto cómodo y remunerado puede presumir de “amor al trabajo” y casi el ir al trabajo le sirve de distracción y relax y además se prodiga como defensor del “proyecto hasta los sesenta y siete”. Pero los que de verdad trabajan, pasan días en la intemperie, o arriesgándose continuamente, están agotados, son esclavos verdaderos del despotismo discriminatorio de las leyes laborales. Y en cuanto a los trabajadores autónomos, solamente se fijan en los que ganan y nunca en los que pasan verdaderas penalidades para poder pagar los numerosos impuestos partiendo solamente de su único trabajo personal.