Hoy es Museo Pobre pero hace veinte años era "El Talleruco". Talleruco de restauración y enmarcacion y claro está como en un pueblo de muy pocos habitantes la supervivencia es dramática pues también algunas clases de dibujo y pintura se prodigaban a le ternura de la juventud que aunque en escasez siempre había algún (mejor dicho alguna) alumno con inquietud para tal menester.
Hace veinte años aquí enfrente, es decir en este conglomerado de piedras con forma de Monasterio moraba una Comunidad cuyo nombre, EL Arca, prodigaba una filosofía de un naturalismo, moralidad y religión que la hacía curiosidad y atención de los moradores del valle. De entre ellos un muchacho de origen argentino, inquieto, vital, afable, y extremadamente comunicativo vió allí su pareja y esposa y ambos emprendieron el futuro por distintos países.
Después de veinte años apareció aquí, en El Museo Pobre para reconocerme en mi actual circunstancia y tiempo. Y yo la alegría y emoción de sentir el fruto de aquella unión pues la familia, aumentada con cinco hijos, (cuatro niñas y un chico) a cada cual más carismático y cariñoso te recuerda la importancia y necesidad del valor "ciudadano del Mundo" que por mucho que se empeñen los estados en privatizar la Tierra y al individuo, cuando hay seres nobles, sea la condicción que tengan, hay deseo de construir futuro.
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