La tensión de la mentira

El mundo, la sociedad está desquiciada o al menos así parece. Pero no es tanto sino que está cohibida y sujeta a un esparadrapo que nos cubre la boca, esa supuesta "librepensadora" que por desgracia tiene cerebro y analiza las consecuencias de esas opiniones personales que no se ajusten a la corriente informativa habitual y constantemente diaria, casi horaria en la que machaconamente se reindivaca igualdades haciendo omisiones y paréntesis en donde les da la real gana.
Nunca mencionan a algún hombre maltratado, no los hay o, si lo admiten es en esporádicos casos.
NO es maltratado un hombre que cae en "garras sexuales" concibe hijos no deseados y posteriormente entra en un compromiso por vida de trabajar para una familia que le impondrá unas obligaciones que darán por resultado su disgregación, división, desintegración y ruina como persona por el peso de unas leyes que prohiben el aborto. 
No es maltratado ese hombre que le obligan a ir a una guerra en pro de unos intereses muy ajenos a los principios de los que fué educado.
No es maltratado ese hombre que sólamente por el testimonio de una mujer le privan de todos los derechos de justicia confinándole en prisión preventiva.
No es maltratado ese padre que es vilipendiado por esposas disconformes y contra los hijos establece barreras de odio que esos hijos mantendrán hasta su muerte.
No es maltratdo esos padres que como en "callejeros" se hallan en la miseria mas absoluta arruinados no tanto por su miseria como por la injusticia de no haber atendido a la verdad de los hechos.
No es maltratado ese padre que por el simple hecho de un divorcio, la mujer se queda con buena parte del patrimonio por muy millonario que fuere el paria y aunque ella solo se hubiere dedicado a las uñas, cutis, piernas y otras estéticas protésicas.
Es insultante para la inteligencia que reiteradamente se pregunten en los medios de información por qué fallan tantas, tantísimas órdenes, costosísimas medidas impuestas de represión contra el machismo maltratador al parecer sin eficacia y no analicen con verdadera coherencia lo que pudiese ser o haber de eso que se suele decir la "justa justicia" o verdad y equilibrio de las éticas sociales cuales sin templanza y mesura de las medidas no puede haber un verdadero consenso y voluntad de, si no erradicar, al menos reducir ese crispamiento social que nos abruma.