El precio que se paga

No lo puedo evitar, cuando sale al público caso de turno sobre la violencia machista. Ayer otro más pues "violó a su mujer" es decir la forzó a transigir con su apetito sexual.
Nueve años de prisión pide el fiscal y una cantidad económica para la violada para paliar la situación.
Repito no lo puedo evitar pues yo como divorciado creo comprender cómo se pasa en algunos momentos conyugales. Pero eso no cuenta y siempre es la mujer la que sufre las más horribles humillaciones y vejaciones. El hombre nunca padece, nunca sufre, nunca es humillado pues es un incopetente que no sabe aprovechar las innumerables ventajas del matrimonio pues el cariño es lo que cuenta. El amor carnal es de salvajes casi animales. El placer que otorga el llegar a casa con el sueldo del mes ya cargado en la cuenta común disponible no lo puede sustituir el mejor revolcón por mucha harina que haya en la mesa.
El marido tiene derecho a salvar a la familia, es decir, contentar a la esposa pues sin ello, y ésta en contra,  los hijos (que no son tontos) empezarán a odiar al padre por maltratador reiterado y mancillamiento familiar.
Claro ni se le ocurra al tal tipejo irse de copas pues entonces será un "putero asqueroso" solo pendiente de juergas y de abandono familiar. Eso o algo parecido, eso u otras noticias en las cuales la falta de información es habitual pues se debiera, como mínimo dar al presuntuo culpable espacio informativo para expresarse.
No todo el mundo tiene la oportunidad de otra casa para refugiarse como en mi caso. Situación social que yo defiendo al máximo pues en el tránsito de la vida he comprendido que "cada persona necesita un sitio para refugiarse" evitando así no pocos contratiempos y altercados. Los romanos entendían eso dando bastante importancia al "Lar" como "recogimiento del espíritu. Simplemente unos pocos metros cuadrados salvan, en el aislamiento algunas situaciones peligrosas.
Los anacoretas, monjes, y el mismísimo Jesucristo eligieron el aislamiento para salvar su espíritu.
El matrimonio solamente es entendido como se quiere que se entienda siendo múltiples las intenciones del mismo bien sean de la mujer (incluida suegra), o del propio estado que desde La sagrada Alianza, pasando por El Nuevo Testamento, El "Gran Constantino mediante El Edicto de Milán, otras numerosas religiones y escisiones y hasta nuestros días han estado alienando al hombre como única vía para obtener la felicidad. Por eso María Magdalena y sus afines son constantemente perseguidas colocándolas en vituperable sitio en la sociedad y nunca reconociendo su econmiable servicio social aceptando incluso a algunos potenciales violadores.