Dar tiempo al tiempo y disfrutar del saber
¡¡Qué descubrimiento !!
¡¡Baltasar Gracián !! o, para los lectores Lorenzo Gracián, que es como acostumbraba firmar sus gestaciones literarias.
Apasionante obra de una riqueza de lengua, moralismo, refranero, originalidad, metáforas, fantasias y, sobre todo, críticas a su sociedad que, por extensión y en genral, es al hombre y a la mujer. La obra es perfectamente adaptable a nuestra sociedad dando la impresión que está escribiendo (salvándo su extraordinaria riqueza literaria y semántica) desde una página de cualquier diario en vigor. Naturalmente me estoy refiriendo a la obra de Baltasar Gracián:
El Criticón
Toda la Obra no tiene desperdicio pero quizás por lo que a mí me toca, la tercera parte o relativa a la postrer edad donde el singular personaje Vejecia impera y sentencia a los candidatos a su dominio.
En su ordenación de palabras y oraciones, generalmente lacónicas y parcas ejerce una incisión profunda sobre el lector.
Aquí, un brevísimo espacio de su compendio moralista, es el arranque filosófico de su parte tercera:
"Honores y horrores de vejecia"
No hay error sin autor, ni necedad sin padrino, y de mayor el más apasionado.Cuantas son las cabezas, tantos son los caprichos, que no las llamo ya sentencias. Murmuraban de la atenta naturaleza los reagudos (entremetiéndose a procuradores del género humano) el haber dado principio a la vida por la niñez.
La más inútil -decían- y la menos a propósito de sus cuatro edades, que aunque se comienza a vivir a lo gustoso y lo fácil, pero a lo necio. Y si toda ignorancia es peligrosa, ¡cuánto más en los principios! Gentil modo de meter pie en un mundo, laberinto común, forjado de malicias y mentiras, donde cien atenciones no bastan. ¡Eh, que no estuvo esto bien dispuesto! Llamémonos al engaño y procúrese el remedio.....
O retrocediendo a su parte segunda....
Renuncia el hombre inclinaciones de siete en siete años. Cuanto más alternará genios en cada una de sus cuatro edades. Comienza a medio vivir, quien poco o nada percibe. Ociosas de las potencias de la niñez, aún las vulgares, que las nobles sepultadas yacen en una puerilidad insensible, punto menos que bruto, aumentándose con las plantas y vejetándose con las flores. Per llega el tiempo en que también el alma sale de mantillas; ejerce ya la vida sensitiva, entra ya en la jovial juventud, que de allí tomó su apellido. ¡Que sensual! ¡Qué delicioso! No atiende sino a holgarse el que nada entiende. No vaca al noble ingenio sino al delicioso genio. Sigue sus gustos, cuanto tan malo le tiene. Llega al fin, pues siempre tarde a la vida racional y muy de hombre, ya discurre y se desvela. Y porque se reconoce hombre, trata de ser persona. Estima el ser estimado, anhela al valer, abraza la virtud, logra la amistad, solicita el saber, atesora noticias y atiende a todo sublime empleo. Acertadamente discurría....
Textos insertados casi aleatoriamente pues cada lector en el transcurso de la obra encontrará una conexión con su interior.
Es una obra extensa de difícil finalización para los tiempos que corremos pero, respetando "El Quijote". esta no se queda corta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario